No sé con qué está más guapala Virgen de los Dolores,si con su vestido y manto antiguo,o son su vestido brocao y manto negro. No sé con qué está más guapala Virgen de los Dolores,si con su saya beisy mantilla blanca,o con su sobre manto dorado,y cotilla negra hecha por las manosde las damas del bordao. Con sus medallas y rosariosu alfiler y el espejoy el peine con que se peinay todos nos preguntamos¿cómo está más guapa Ella?: si en el retablo mirandoal que la mira y le reza,o como flor en la jardineríade su paso procesional en primavera,o bajando a recibirnosen el besamanos puesta. No sé cómo está más guapala Virgen de los Dolores,si un sábado cualquierao un domingo de cuaresma. Se va un año y viene otro,pero Ella siempre se queda.Y nosotros preguntandocon qué está más guapa Ella. Y nadie sabe decirlo,ni aproximarse siquierapues todo lo que se ponelleva su hermosura impresa. Y vuelve loco a su pueblo Pulpileñoal que la locura a su ladoes locura sin fronterasy sabe que a la Virgen de los Doloresno hay nadie que no la quiera. Se va un año y viene otro,pero Ella siempre se queda.Y nosotros preguntandoy soñando con la Reina Madre de los Dolorosos.Sueño de amor y gloria,sueño de cielo y tierra,sueño de avemaría cogido a sus varalesSé que si la sueño yoes porque todos la sueñan. No me cansarede pregonar su belleza.Sigo diciendo lo mismo,lo que otros antes dijerany lo que dirán tambiénlos que mañana la vean:¡No sé cómo está más guapala Virgen de los Dolores!
lunes, 4 de abril de 2011
A NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO
¡Dulcísimo Jesús Nazareno, fuente de amor, Padre de misericordia y Dios de toda consolación, que tanto amor tenéis a quien tan poco os ama!, haced que os ame como os aman los ángeles y que de corazón os diga: ¡Jesús mío, os amo! Cuantas veces abra mis labios; cuantas mueva mis pies y manos; cuantos latidos mi corazón, quisiera deciros en verdad que os amo. Y deseara repetir este deseo de amaros más veces que estrellas hay en el cielo, más que hojas tienen los árboles, más que gotas contiene el océano, más que arenas se encuentren en las playas y más que hierbas cubren los campos. ¡Quién me diera, Jesús mío, amaros por todos los que no os aman, amaros más que os aborrecen y ofenden todos los pecadores. Abrasadlos, Jesús mío, a todos, en vuestro santo amor, y abrasad este mi frío corazón, para que amándoos viva y amándoos muera.
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