Ha sido un acontecimiento extraordinario, una gracia de Dios, haber podido participar en la Clausura solemne del Año Sacerdotal, junto a nuestro Papa Benedicto XVI. Unos 20.000 sacerdotes de todo el mundo, más de 450 obispos, viviendo la comunión eclesial, la fe, la esperanza y la caridad en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Han sido emociones muy intensas llenas de vida espiritual y de amor a la Iglesia Católica. Es impresionante rezar en varios idiomas sabiendo que todos rezamos a un mismo Dios, conviviendo con hermanos de los cinco continentes del mundo. Celebramos la Eucaristía junto al Santo Padre y escuchamos su palabras edificantes y llenas de amor a la vida sacerdotal. Nos ha aconejado como un verdadero padre y nos ha alentado a vivir en santidad.
El Santo Cura de Ars, San Juan María Vianney nos decía: "El Sacerdote Amor del Corazón de Cristo" y así ha de ser nuestra vida sacerdotal, un Amor unido al Amor del Corazón de Cristo.
Que grande es nuestra fe, que grande es la Iglesia, que grande es el Papa. Ánimo a todos los cristianos a unirnos más contra las "hacechanzas del enemigo".
domingo, 13 de junio de 2010
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